El joven salió a la casa de unos compañeros en Bogotá, terminó muerto y completamente desnudo mientras compartía con algunos compañeros de colegio, su madre pide justicia a las autoridades.
Foto portada: Tomada de Semana y archivo particular
QUINDÍO DE RUMBA EN ‘MEGAFONDA CUYABRA’
DEL 13 AL 16 DE OCTUBRE 200 MTS MAS ARRIBA DEL MUSEO DE ORO QUIMBAYA
En el corazón y alma de Claudia Ospina hay una fecha que quedará marcada como un tatuaje imborrable de angustia, dolor, tristeza e impotencia en el peor día de su vida. Como ella relata, desde ese momento se siente completamente vacía, luego de perder a uno de sus principales motores. En la tarde del 12 de abril de 2022, cuando salió a trabajar, nunca se imaginó que ese era el último momento en que iba poder ver, abrazar y besar a José Mauricio, su hijo de 17 años.
Su ‘flaquito’, como le decía de cariño, quien estudiaba undécimo grado en la Institución Educativa Eduardo Umaña Luna, en Patio Bonito, en Kennedy, en suroccidente de Bogotá, le aseguró a su madre que iría a la casa de un compañero del colegio, a quien ella conocía, a hacer unas tareas. Claudia quedó tranquila en que esos iban a ser los planes de su hijo. El destino era otro.
Video de Semana, dar doble click:
Hacia las 11:00 de la noche, cuando Claudia regresó a su casa, su hijo aún no había llegado. Aunque ella le escribió un mensaje por WhatsApp, para preguntarle si se demoraba, el joven no le respondió. El cansancio y la tranquilidad de creer que José Mauricio estaba en la casa de su compañero, en la que muchas veces se había quedado a pasar la noche, llevaron a Claudia a acostarse a dormir. A las 4:30 de la mañana, cuando despertó de repente, y al notar que su hijo seguía sin responder y no había llegado a la casa, se empezó a preocupar. En ese momento comenzó la pesadilla.
“Empecé a marcarle al celular, pero no me respondía, al tercer intento me contestó una persona y me aseguró que era un agente del CTI, yo le pregunté por qué él tenía el celular de mi hijo, qué había pasado con él y el agente me respondió que al parecer a mi hijo le habían robado el celular y que lo encontraron al interior de una casa, y que había varios heridos, por lo que me pidió que me trasladara de inmediato al hospital de Kennedy”, contó Claudia.
Al llegar al centro médico, todo fue más perturbador. Una patrullera de la Policía le informó a Claudia, sin anestesia alguna, que José Mauricio estaba muerto. El mundo se le desmoronó por completo. “Yo, en medio de mi dolor, quería respuestas. Agentes del CTI, que estaban en el hospital, me informaron que a mi hijo lo encontraron muerto y totalmente desnudo y que el deceso habría obedecido a una sobredosis”. Esas palabras fueron demoledoras para Claudia, pues ella conocía muy bien a su hijo y se negaba a creer que consumiera drogas y que mucho menos hubiera muerto por una sobredosis.
Paralelamente, mientras Claudia estaba en el hospital, Angie Olmos Ospina, la hermana de José Mauricio, se dirigió a Medicina Legal a reconocer el cuerpo. “Según lo que me dijeron, no tenía ningún rasguño, ningún golpe, pero en la foto que me mostraron estaba lleno de morados, hinchado, no parecía él; la razón que me dieron es que cualquier cuerpo se pone así cuando tiene más de 12 horas de muerto, pero las horas no concordaban”, contó Angie.
¿Qué sucedió?
El compañero con el que José Mauricio se iba a ver para hacer las tareas le habría indicado que aún no se encontraba en su casa y que demoraba en llegar, por lo que el joven, por alguna razón que aún desconoce Claudia, terminó en otra casa totalmente diferente y con otros compañeros con quienes trataba muy poco y que no hacían parte de su círculo social más cercano.
SEMANA conoció en exclusiva un video, que al parecer habría sido grabado alrededor de las 10:40 de la noche, en la casa en la que estaba José Mauricio y en el que se observa al joven aún con vida, sentado en un sofá con su celular en la mano. Al lado de él estaba otro joven quien también manipulaba su teléfono. Al lado de la sala, está otro adolescente, quien grabó el vídeo. En algún momento de las imágenes este último enfoca su mano y sobre ella se ve lo que podría ser algún tipo de droga.
Esta revista conoció que hacia las 00:02 horas del miércoles 13 de abril, una persona mayor de edad y quien sería el hermano mayor de uno de los jóvenes, llamó a la línea 123 para reportar una fuerte riña en su casa. “Están en el segundo piso de la casa, bastantes agresivos”, fue el reporte que les entregó a las autoridades.
Cuando los uniformados llegaron hasta la residencia, se vieron obligados a hacer uso de la fuerza para lograr reducir a los jóvenes y poder controlar la situación. Después, lo que hallaron fue escalofriante: “Se observa una persona de género masculino tendida en el piso de una habitación ubicada en el segundo piso de la vivienda envuelto en cobijas”. Se trataba de José Mauricio, quien estaba muerto, desnudo, solo en medias y con las “manos embaladas en bolsa de papel y plástico”.
Claudia Ospina ruega a las autoridades saber qué pasó en la madrugada del 13 de abril, cuando su hijo terminó desnudo y sin vida en la casa de un compañero del colegio.
El dictamen
Tres meses después de los hechos, a mediados de julio, el Instituto de Medicina Legal emitió el informe pericial ampliado de la necropsia y el resultado es contundente. La corazonada de Claudia se comprobó. Su hijo no murió de sobredosis. Incluso todos los exámenes toxicológicos que le practicaron dieron negativo. Se trató de un homicidio. A José Mauricio lo mataron.
El informe de Medicina Legal, conocido en exclusiva por SEMANA, da cuenta de los macabros vejámenes a los que José Mauricio fue expuesto antes de morir. En la cara presentaba múltiples abrasiones, equimosis, además de hematomas en parpados y labios. Dicho en otras palabras, el joven habría recibido cualquier cantidad de golpes en su cara.
El pasado 12 de octubre se cumplieron seis meses de la muerte de José Mauricio. Su madre, familiares y amigos más cercanos hicieron una velatón en su memoria. – Foto: ALEXANDRA RUIZ POVEDA
Cada línea del informe es desgarradora. Los hallazgos encontrados por los médicos forenses señalan que José Mauricio tenía politraumatismos contundentes y abrasivos en cara, cuello, tórax, glúteos y miembros superiores e inferiores. Al joven lo golpearon sin compasión alguna.
Lo hallado específicamente en el cuello es más inquietante aún. José Mauricio sufrió asfixia mecánica, es decir, lo ahorcaron. “Fallece por encefalopatía hipóxica isquémica (secuelas neuropsicológicas secundarias a la falta de oxígeno), secundaria a compresión extrínseca del cuello”, concluye Medicina Legal, de manera tajante.
“Un dictamen de Medicina Legal como este le puede retorcer la cabeza a cualquiera. Yo hubiera preferido que en realidad él fuera muerto por sobredosis, aunque sé que no era así, con tal de no haber sabido que murió de esta manera tan cruel”, afirmó Tatiana Orozco, hermana de José Mauricio.
Lo que no se explican Claudia y demás familiares de José Mauricio, es por qué el joven terminó completamente desnudo en un cuarto con otros dos hombres más. De hecho, en su informe pericial ampliado de la necropsia, Medicina Legal es clara en señalar que “el examen sexológico del cuerpo no revela trauma anal” y “el laboratorio de biología informa negativo para estudio de semen en el frotis oral y anal”.
PUBLICIDAD ALCALDÍA DE ARMENIA, QUINDÍO
¿Quién responde?
SEMANA conoció que el caso de la investigación por la muerte de José Mauricio está en manos de la Fiscalía 83 seccional, de la unidad de responsabilidad penal para adolescentes. La fiscal Edna Molina es la encargada de adelantar las indagaciones en un caso en el que los médicos forenses señalaron que lo sucedido se trató de un homicidio y muerte violenta. Sin embargo, ya han pasado seis meses de la muerte de este joven y tres meses desde que Medicina Legal terminó el informe pericial ampliado de la necropsia y los avances de la Fiscalía han sido casi nulos.
Este medio supo, además, que al parecer uno de los adolescentes que estuvo presente en la casa y en la habitación en la que José Mauricio perdió la vida, no siguió estudiando en el colegio Eduardo Umaña Luna y habría salido de la ciudad. El otro adolescente, por su parte, sigue asistiendo a la institución educativa.
“Le pido a la fiscal, que, por favor, le dé celeridad al caso. Yo no estoy señalando a nadie, no estoy dando culpables, las autoridades son las que se encargarán de dar con los posibles responsables, yo lo único que pido es que la muerte de mi hijo no quede impune”, pide Claudia, con el dolor de una madre al que le arrebataron al motor de su vida.
Fuente: Semana