Investigadores de la U. de Antioquia desarrollaron método para conocer las regiones donde pasaría.
Foto: Infografía EL TIEMPO
Probabilidad de impacto
En Colombia, el día con la mayor probabilidad de impacto de un asteroide son todos los 23 de diciembre.
El próximo 4 de febrero, la Tierra recibirá una ‘visita’ interplanetaria. Ese día, el asteroide 2002 AJ129 volará a 4,2 millones de kilómetros, distancia que, aunque es más de diez veces mayor que la que separa a la Luna de la Tierra, es considerada por los científicos como cercana.
Eventos como ese no son aislados. De hecho, se calcula que cada día, varias toneladas de objetos golpean a la Tierra. La mayoría de ellos son rocas que se deshacen al hacer contacto con la atmósfera; otros, con un tamaño suficiente para producir una explosión grande en el aire (conocida como superbólido), generalmente lo hacen sobre alguno de los océanos, por lo que sus efectos son imperceptibles.
Pero en otras ocasiones, mucho más excepcionales, los asteroides pueden generar consecuencias que van desde los llamativos espectáculos de luces –como pasó recientemente en Michigan (EE. UU.)– hasta los grandes cataclismos, como hace 65 millones de años, con el impacto responsable de la extinción de los dinosaurios.
Cualquiera que sea el caso, el estudio de la amenaza que significan estos bombardeos espaciales es de especial interés para los científicos, quienes buscan predecir con exactitud cuándo y dónde ocurrirá el siguiente evento que podría poner en riesgo a la humanidad y a parte de la vida en la Tierra.
La mayoría de las investigaciones se centran en responder al cuándo, pero pocas tienen un énfasis geográfico, que dé luces sobre los lugares en donde es más factible que impacte una piedra proveniente del espacio. Este fue el vacío que se dispusieron a llenar los investigadores de la Universidad de Antioquia Jorge Zuluaga y Mario Sucerquia, quienes se dieron a la tarea de investigar los lugares de la Tierra más vulnerables al impacto de asteroides.
Sus resultados indican que aunque no es posible señalar una única ubicación como la más propensa a recibir un impacto, la susceptibilidad varía en el tiempo. Esto quiere decir que cada minuto, sitios distintos del globo terráqueo enfrentan diferentes riesgos de impactos de meteoroides (nombre para los asteroides que atraviesan la atmósfera.
Así, y de acuerdo con Zuluaga, profesor asociado del Instituto de Física de la UdeA, en el Caso de Colombia, el día de mayor riesgo de impacto son todos los 23 de diciembre; en esta misma fecha, la zona menos vulnerable es el océano Índico. En cuanto al día con menores posibilidades de que caiga un meteorito sobre el país es el 3 de junio. En esa misma fecha, el mayor riesgo lo tendrán el nororiente de África y Oriente Próximo.
“Nuestro objetivo era determinar si toda la Tierra está expuesta por igual a los impactos de asteroides o si, como efectivamente lo constatamos, hay unos lugares más propensos que otros”, explica Zuluaga. De acuerdo con él, uno de los indicios que los llevó a pensar esto es que dos de los impactos de asteroides más recientes ocurrieron en la misma región.
Se refiere a los eventos de Tunguska, en 1908, y el de Cheliábinsk, en el 2013. Ambos tuvieron lugar en la Siberia occidental, en Rusia. “Esa cercanía geográfica nos hizo pensar que los dos impactos no ocurrieron en la misma zona por casualidad”, señala Zuluaga y agrega que la diferencia en la probabilidad de que caiga un asteroide está determinada por el hecho de que la Tierra no es un planeta en reposo, sino que se mueve entre los asteroides.
“Siempre –asegura Zuluaga– y dependiendo de la parte de la Tierra y de la hora del día la exposición a los impactos varía. Por ejemplo, cuando es mediodía, esa cara del planeta mira al Sol, y de esa dirección casi no llegan asteroides, porque los que vienen de esa zona tendrían que viajar en órbitas cercanas a nuestra estrella, y ahí no hay casi asteroides. En cambio, a la medianoche, apuntamos en la dirección contraria a la estrella y en esa dirección pueden venir más asteroides”.
Según el astrofísico, otras horas en las que puede haber más incidencia de impactos de meteoritos son las del atardecer; esto, relacionado con el sentido de la rotación del planeta: “en este caso, podemos hacer una analogía entre la Tierra y un carro que va moviéndose lentamente. Los asteroides son como pájaros que se mueven más rápido que el automóvil (la Tierra). A medida que nuestro planeta avanza (como el carro) recibe más impactos de aves en la ventanilla de atrás (el lado del atardecer en la Tierra). Mientras tanto, la parte de adelante del carro (que sería el lado del amanecer en la Tierra) nunca logra alcanzar a las aves (asteroides) y recibe menos impactos”.
De acuerdo con Zuluaga, si bien existen iniciativas para determinar la probabilidad de impactos, como la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria (de la Nasa), lo llamativo de su investigación, sometida para publicación en una prestigiosa revista inglesa y disponible públicamente para descarga en los ArXivs – donde los científicos suben versiones preliminares de sus trabajos–, es que implementó una metodología ‘made in Colombia’.
“Normalmente, cuando se estudia qué parte de la Tierra puede ser más golpeada lo que se hace es simular en computadores las rocas que existen o que han sido observadas previamente, las cuales son ‘lanzadas’ con velocidades y ubicaciones conocidas hacia la Tierra. Resulta que esta metodología es ineficiente, porque, en la inmensidad del espacio, la Tierra es solo una mota de polvo muy difícil de alcanzar con precisión”, dice.
En cambio, lo que Zuluaga y su equipo hicieron fue lo contrario: “Lanzamos objetos desde diversos puntos del planeta y en todas las direcciones, y vimos cuáles de ellos, al llegar al espacio, se posicionaban en órbitas cercanas a las de otros asteroides. Esas son las rocas que podrían impactarnos. No sin antes descartar aquellas que, recién iniciado su viaje, se encontraban con la Luna o terminaban cayendo en el Sol”.
Para ilustrar el método, Zuluaga explica que, en cierto día del año, en el caso de Medellín, por ejemplo, se simula el lanzamiento de 800 asteroides, de los cuales 100 se pueden estacionar en órbitas similares a las de los asteroides reales. Ese mismo día y a esa misma hora, en otra ciudad, como Nueva York, del mismo número de rocas lanzadas solamente 20 llegan a una órbita asteroidal, lo que significa una menor probabilidad de impacto para la ciudad estadounidense.
Zuluaga es enfático en señalar que su investigación no busca generar una alarma, pues “cuando decimos que una ciudad como Medellín es más propensa a impactos hoy, no quiere decir que tengamos que salir a escondernos, porque, en el mundo, solamente hay dos impactos de meteoroides relativamente grandes por mes (la mayoría en lugares inhabitados y remotos, que ocurren como explosiones en la atmósfera). Esto es una lotería que juega toda la Tierra, que es inmensa, solo dos veces en este tiempo”.
Sin embargo, reconoce que, aunque la posibilidad es muy baja, es necesario estar preparados. “La realidad es que muy posiblemente no nos toque un impacto en el próximo siglo en Colombia. Esto es algo que ocurre en el tiempo, pero, seguro, nos tocará el turno que ya le tocó Cheliábinsk. Es cuestión de tiempo y lo mejor es estar preparados”, puntualiza.
Fuente: Nicolás Bustamante Hernández EL TIEMPO