La W pudo constatar cómo la construcción en el departamento del Quindío se convirtió en un cartel de curadores
Construcciones Quindío. Foto: W Radio
La W pudo constatar que otra de las problemáticas del departamento tiene que ver con el Plan de Ordenamiento Territorial y el crecimiento descontrolado de las obras de infraestructura.
El POT de Quindío, que tiene una vigencia hasta 2023, fue demandado por el procurador Ambiental de Armenia, Carlos Arrieta, argumentando que varios de sus artículos fueron expedidos violando normas en las que deberían basarse y son los que hoy le permiten a los constructores no respetar los cuerpos hídricos.
Esta situación podría convertirse en una bomba de tiempo, con consecuencias similares o peores a lo ocurrido en Cartagena con el edificio Blass de Lezo, ya que también se habla de una mafia detrás de la construcción. Varias fuentes del departamento consultadas por La W afirmaron que los curadores entregan licencias a los constructores que mejor paguen por ellas, sin tener en cuenta los requisitos, esto se ha convertido literalmente en un cartel de curadores.
Armenia tiene aproximadamente 52 fuentes hídricas distribuidas por toda la ciudad, pero según las denuncias recibidas y lo que se puede comprobar, muchas de los constructores no respetan la regla que indica que se debe construir 30 metros después de un cuerpo de agua, o que no se debe construir en áreas protegidas o donde se afecte el paisaje cultural cafetero, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Una de las vías más afectadas por esto, es la vía Centenario. Allí se encuentra la obra “Entre Ríos”, una construcción de más de 50 mil millones de pesos, que además de no cumplir con las normas ambientales, por estar muy cerca de una quebrada, tampoco tiene licencia de construcción, según el director de Planeación de Armenia, Carlos Alberto Mendoza, incumple con la ley, el constructor levanto varias torres.
Esta obra fue suspendida luego de una visita de la Procuraduría al departamento, la semana pasada, donde se advirtió sobre el riesgo de que estas obras siguieran sin control. Sin embargo, la construcción sigue su curso como si no tuviera una sanción.
Otra de las obras que llamó la atención fue la de un complejo empresarial llamado Icono, este también viola las normas ambientales y el terreno de construcción es en una pendiente, por lo que el edificio quedaría prácticamente en el aire.
Otro de los proyectos con problema es el edificio San Jenjo, de la constructora GEO Casamaestra: el proyecto tiene 20 pisos, una altura mayor a la reglamentaria que fue obtenida usando el decreto 064 de 2013, pagando mayor edificabilidad. Este es el último terreno que quedaba libre de una amplia zona ambiental, esta construcción afectará el paisaje cultural cafetero.
La oficina de control urbano que es la que debe supervisar que las obras cumplan con todo lo requerido y no pongan en riesgo a la comunidad, al parecer no ha hecho un trabajo efectivo, en Planeación Municipal aseguran que a la oficina de Control Urbano le faltan dientes
Fuente: