Desde 2019 hasta la fecha, inteligencia militar tiene claro que el norte del Quindío se ha vuelto un lugar donde peligrosos narcotraficantes se esconden y se reúnen con emisarios de los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
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Luis Eduardo Rendón Monroy , Director Portal Web
La inteligencia militar tiene puestos sus ojos en las apacibles tierras de los municipios de Filandia, Quimbaya y La Tebaida, en el noroccidente de Quindío. Desde 2019 identificaron que esta zona se volvió el “escampadero”, según fuentes del Ejército, de algunos poderosos narcotraficantes colombianos y donde, además, reciben a emisarios de los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación para negociar el envío de cargamentos de cocaína. El Espectador conoció un informe reservado del Ejército que entrega detalles de cómo estas tranquilas tierras del Eje Cafetero son el centro de negocios del narcotráfico y donde han construido grandes fincas para hacer más reservados sus pactos.
El informe, sellado como secreto y que fue enviado a la Dirección contra el Narcotráfico de la Fiscalía y a Contrainteligencia del Ejército, señala que empezaron a tener pistas de esta compleja situación en marzo de 2018. En una operación de esas dos entidades en Alcalá, municipio del norte del Valle del Cauca y que colinda con el municipio de Filandia (Quindío), fueron capturadas seis personas que integraban la red de Segundo Alberto Villota Segura, el controvertido narcotraficante que intentó colarse en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) como integrante de las Farc. La investigación en su contra apunta a que tenía reuniones con emisarios de los carteles de Sinaloa y los Zetas.
A partir de allí, el Ejército empezó a hacer seguimientos y a obtener información sobre una red de narcotráfico que se asentó en Filandia, con conexiones con el clan Henao Montoya, alias el hombre del overol, del extinto cartel del norte del Valle. La cabeza de la organización es un conocido comerciante de la zona, que ya fue procesado por lavado de activos y detenido en México, en 2019, mientras portaba drogas y armas. El hombre, reseñado como G.A.T.R., continúa recibiendo a emisarios mexicanos en una finca y en un restaurante del casco urbano del municipio. El documento de inteligencia señala que G.A.T.R. tiene hombres en Cali, Buenaventura y Jamundí, zona clave para el envío de cocaína a Estados Unidos.
Fotos: Archivo del Espectador
Precisamente en Jamundí, desde 2019, fuentes oficiales han alertado que ese municipio se convirtió en un fortín para los carteles mexicanos. Al parecer, se pactan negocios de narcotráfico en bares y restaurantes conocidos. En el informe de inteligencia, fuentes humanas informaron que G.A.T.R. tenía personas en Jalisco, Guadalajara y que constantemente hacía llamadas a ese país. Además, detalla que en esas reuniones en Filandia se ven a los mexicanos saliendo con maletas y escoltados en camionetas de alta gama. Una parte de los detalles de esta investigación continúa bajo una reserva aún mayor, porque aún se adelantan acciones contra esta red, por ejemplo seguimientos en sus principales propiedades.
En medio de esta investigación, la inteligencia recibió información, a finales de 2019, de que a una finca de Filandia llegaba un helicóptero con miembros de la cúpula del Clan del Golfo. Un dato que trataron de indagar con la Aeronáutica Civil. Le pidieron a esa entidad que les informara qué aeronaves habían sobrevolado en el municipio, pero nunca obtuvieron respuesta. Ese dato no era descabellado, pues en diciembre de 2021 fue capturado en Filandia John Freddy Zapata, alias Messi, un narco de la estructura de alias Otoniel que lavaba dineros a través de varias empresas y venta de jugadores de fútbol a México, Argentina, Brasil y los Balcanes.
Asimismo, en Quimbaya, municipio aledaño a Filandia, fue capturado en febrero pasado Mario Garzón Escobar, alias Mario Bross, un hombre de la entera confianza de Otoniel y que fue su emisario ante alias Iván Márquez para pactar envíos de droga por territorio venezolano. Garzón, quien también se reunía con emisarios de los carteles mexicanos, “era uno de los pocos hombres que tenía acceso directo a Otoniel. Durante días cruzaba ríos y caminaba en espesas selvas para reunirse con el líder criminal. A los pocos días volvía, viajaba a Bogotá y bajo su fachada de próspero comerciante frecuentaba lujosos restaurantes de la capital”, señalan fuentes de inteligencia de la Policía.
Esta zona del país fue en el pasado, refugio de otro capo del narcotráfico. A pocos kilómetros de Filandia, en el municipio de La Tebaida, tenía su finca Johan Esteban Pamplona, alias Carevieja, quien en ese entonces era el segundo hombre de los Pachenca, la banda criminal vinculada al narcotráfico que opera en el Magdalena y parte de La Guajira. En diciembre de 2016 fue asesinado, tras haberse salvado de un atentado en marzo de ese año en Barranquilla. En ese momento se supo que viajó a La Tebaida en compañía de su primo Nelson Castillo Carrillo, alias Orejas, desmovilizado del bloque Resistencia Tayrona de los paramilitares.
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Fuentes de inteligencia militar indican que tienen priorizada esta zona para seguir conociendo los tentáculos de los carteles mexicanos, que avanzan de manera sigilosa.
Fuente, imágenes y texto: El Espectador