De los fallecidos, al menos 22 son mexicanos, 7 guatemaltecos y 2 hondureños, mientras que de los otros 19 todavía se desconoce la nacionalidad. Hay 16 sobrevivientes, entre ellos 4 niños.
Estados Unidos y México admitieron este martes una política migratoria fallida y se conjuraron por enésima vez contra el tráfico de personas tras el hallazgo de 50 migrantes muertos hacinados en un camión en San Antonio (Texas), una de las mayores tragedias de este tipo de las últimas décadas.
“La horrible y trágica muerte de al menos 50 seres humanos en San Antonio anoche es resultado de leyes migratorias rotas y disfuncionales”, lamentó en redes sociales el embajador estadounidense en México, Ken Salazar.
Mientras que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, calificó en una rueda de prensa el suceso de “tremenda desgracia” y la atribuyó al tráfico de personas y a “la falta de controles” tanto en la frontera común como “al interior de Estados Unidos”.
El suceso ocurrió apenas dos semanas después de que varios países americanos, incluidos Estados Unidos y México, firmaran durante la Cumbre de las Américas de Los Ángeles una declaración en la que se comprometieron a contener la migración forzada.
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Luis Eduardo Rendón Monroy, Director Portal Web
Mexicanos y centroamericanos, entre las víctimas
De los 50 fallecidos, al menos 22 son mexicanos, 7 guatemaltecos y 2 hondureños, mientras que de los otros 19 todavía se desconoce la nacionalidad. Otros 16 migrantes fueron hallados con vida en el interior del vehículo y trasladados a tres hospitales de la zona. De ellos, al menos 2 son mexicanos.
Las autoridades hallaron el vehículo abandonado tras recibir la alerta de que se escuchaban gritos de auxilio en su interior, y arrestaron a tres personas que formarían parte de una red de traficantes que transporta a migrantes de México y Centroamérica hacia Estados Unidos.
Se trata de la mayor tragedia de tráfico de personas de las últimas décadas sucedida en el interior de Estados Unidos.
Sin embargo, la experta en migración Eunice Rendón dijo este martes a Efe que sucesos de este tipo, con más o menos fallecidos, “no son nuevos” sino “el pan de cada día para los migrantes”.
Explicó que las víctimas son personas que huyen de sus países para “salvar la vida” y que, tras pagar a veces miles de dólares a traficantes para cruzar la frontera, se acaban encontrando con un “modus operando abusivo y violento” por parte de estas redes criminales.
Contra el tráfico de personas
La portavoz de la Casa Blanca, Karine-Jean Pierre, dijo este martes que lo sucedido en San Antonio es “absolutamente horroroso y que rompe el corazón“, a la vez que reivindicó las acciones del Gobierno estadounidense contra las redes de trata de personas que, según dijo, han permitido arrestar a 1.800 personas en dos meses.
De visita en Washington, el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, declaró que “es imperativo” endurecer las penas contra el tráfico de personas y que se extradite a los traficantes.
Y el papa Francisco pidió rezar por las víctimas que, según dijo, “perseguían una vida mejor”, y pidió además que “estas desgracias no sucedan de nuevo”.
En diciembre del año pasado, 55 migrantes en su mayoría guatemaltecos murieron al chocar el camión en el que iban hacinados en Chiapas, sureste de México, con dirección a territorio estadounidense.
Tras ese accidente, los Gobiernos de Estados Unidos, México, Honduras, Nicaragua, Ecuador y República Dominicana anunciaron un Grupo de Acción Inmediata (AI) para perseguir redes de traficantes.
“Tenemos que ir más allá de las promesas. Debe haber una muestra de acción clara. No queda claro cómo colaboran los países entre ellos”, dijo la experta.
Aumenta la presión en una fontera cerrada
La tragedia de San Antonio es un capítulo más de la crisis miratoria sin precedentes que afronta la región, donde Estados Unidos detectó a más de 1,7 millones de indocumentados cruzando la frontera con México, mientras la política de asilo sigue restringida.
Se espera que en los próximos días el Tribunal Supremo de Estados Unidos falle sobre la permanencia del programa “Quédate en México”, una política migratoria instaurada por Donald Trump en 2019 que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano hasta que una corte estadounidense decida sobre su caso.
En su primer día en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden intentó acabar con esta política muy criticada por organizaciones de derechos humanos, pero un tribunal de Texas ordenó reinstaurar el programa.
La portavoz de la Casa Blanca dijo este miércoles que “la frontera está cerrada” y eso “explica en parte por qué hay gente que emprende este viaje tan peligroso” al lado de traficantes.
Con una visión totalmente opuesta, el gobernador texano, el republicano Greg Abbott, aprovechó la tragedia para arremeter contra el presidente y afirmó que los muertos son “resultado de la letal política de puertas abiertas de Biden”.
“La política de Estados Unidos también tiene la culpa porque entre más difícil es encontrar la frontera, más redituable es para los traficantes de personas porque cobran más”, opinó la experta.
Fuente: Noticias Caracol.